La Procesionaria
Durante los meses entre Marzo y Mayo, de primavera a verano, las orugas procesionarias comienzan a compartir los parques, las zonas de recreo y las áreas al aire libre con nuestros perros y entonces suelen comenzar los problemas entre ellos. Las procesionarias son orugas de color amarillo y pardo que se desplazan en largas filas y forman verdaderos “nidos” con aspecto algodonoso y color blanco en los pinos y abetos.
Su color, forma, tamaño poco amenazador y el modo de moverse atraen la atención de muchos perros que no pueden resistir la tentación de morder, lamer o incluso comer alguna de estas orugas.Las procesionarias son extremadamente tóxicas para los perrosy ni siquiera es necesario que las ingieran, sólo el hecho de lamerlas desencadena una reacción dramática en la lengua, los labios y las encías del atrevido can que se acerca a ellas demasiado.Debemos impedir que los perros tengan acceso a las procesionarias y si en algún momento nuestro perro sufre los efectos del veneno de estas orugas, hay que lavar la boca y los labios con agua abundante y templada ya que el calor es lo que detruye la toxina, y acudir con la mayor urgencia a la clínica veterinaria más cercana. Los efectos del veneno serán siempre peores de lo que puedan parecernos al principio y este episodio desafortunado puede tener consecuencias muy graves para nuestra mascota.
Información importante: Muchos perros pueden incluso perder un trozo de lengua por el efecto del veneno de las procesionarias y necesitarán cuidados médicos muy especiales durante varios días.Una atención veterinaria rápida, completa y adecuada consigue que prácticamente todos los ejemplares se recuperen por completo pero las medidas de tratamiento deben establecerse con la mayor rapidez posible, cualquier retraso provoca complicaciones mayores.
Así que para acabar diremos, que en el caso de que penséis que es posible que una procesionaria haya sido tocada por vuestro animal, debéis de inmediato, acudir a vuestro veterinario.